Las sandías KWS están listas para Turquía.
Vienen con o sin semillas, en una gran variedad de pesos y tamaños. Pueden ser ovaladas o redondas y, aunque algunas tienen un contenido de azúcar bastanta alto, otras son menos dulces: sandías. En los próximos años, los agricultores de las provincias turcas de Adana y Antalya ensayarán variedades de KWS que han dado buenos resultados en programas de fitomejoramiento de España y Brasil. El objetivo: la madurez del mercado. La expansión de esta popular cucurbitácea en el mercado turco y otros mercados próximos forma parte de la estrategia de crecimiento de KWS en el segmento de negocio de los vegetales.
Adana es la “huerta” de Turquía, cuando se trata de frutas procedentes de la producción al aire libre. Antalya lidera el cultivo de vegetales en invernadero, con una superficie total de unas 25.000 hectáreas; el cultivo local bajo techo representa alrededor del 35% de los vegetales y frutas producidos en todo el país. “Las empresas de semillas que deseen establecer operaciones de fitomejoramiento de vegetales en Turquía encontrarán las mejores condiciones en los alrededores de Antalya”, explica Remzi Doğan, Jefe de Fitomejoramiento de Vegetales en Turquía. El nuevo recinto, adquirido en 2022, cuenta con una plantilla de aproximadamente 25 empleados que trabajan actualmente en tres de los cultivos vegetales más importantes de la empresa: tomates, pimientos y pepinos. Las instalaciones ocupan una superficie de cuatro hectáreas e incluyen invernaderos, un vivero, almacenes y edificios de oficinas.
Paralelamente al inicio de sus actividades de mejora de semillas, KWS también está impulsando el desarrollo de productos y ventas en el país euroasiático. Doğan señala futuras oportunidades de crecimiento para la empresa: “Los turcos comen relativamente grandes cantidades de vegetales debido a su cocina tradicional.” El consumo medio per cápita es de unos 150 kg. La sandía, popular entre la población local y millones de turistas, es uno de los cultivos que hacen atractivo el mercado. Turquía es uno de los mayores productores mundiales de sandía, con una producción anual de casi 3,6 millones de toneladas. Volumen estimado del mercado de semillas: entre 8 y 10 millones de euros. “Es sólo una sexta parte comparado con el mercado de tomate, pero la sandía plantea grandes exigencias de fitomejoramiento y es un negocio rentable para los productores de semillas”, afirma Doğan, describiendo las oportunidades económicas de KWS para hacerse con una dulce tajada del potencial del mercado en el futuro.
Probando dónde deben crecer las sandías en el futuro
“Turquía es uno de los primeros países donde vendemos semillas de sandía. Sin embargo, seguimos trabajando para desarrollar un portafolio completo de variedades. Para ello, aún tenemos por delante un extenso trabajo de fitomejoramiento y ensayos”, afirma Doğan, mirando hacia el futuro. En promedio, se tarda entre cinco y ocho años en lanzar una nueva variedad al mercado.
El material de origen procede de los programas de fitomejoramiento de KWS en Brasil y España. El enfoque más eficaz consiste en someter a pruebas el material de fitomejoramiento tras un periodo de desarrollo en condiciones locales en campos de ensayo turcos, es decir, en la zona en la que se cultivarán en el futuro. Los ensayos cuentan con el apoyo de agricultores y viveristas que ya han tenido experiencias positivas con los productos de KWS: “Nos gustaría utilizar el reconocimiento de mercado que tenemos en Turquía por las semillas de remolacha azucarera, maíz y espinacas como referencia para construir nuestro futuro negocio de vegetales”, nos dice Dogan.
“Uno de los viveristas que está ensayando las variedades de sandía de KWS es Mümin Sahin, un ingeniero agrónomo de 57 años que lleva más de tres décadas trabajando en la agricultura. En su empresa agrícola Bereket Fide, en Antalya, se cultivan vegetales en invernaderos de unas 45 hectáreas. “Producimos entre 63 y 70 millones de plantones al año. Además de tomates, berenjenas y pepinos, cultivamos unos doce millones de sandías”, explica. Sahin conoce KWS por sus más de 30 años de experiencia en el sector, y explica cómo llegó a trabajar con la empresa: “Me enteré por mis colegas de que KWS había entrado en el negocio de las semillas vegetales. Tengo una buena impresión de la empresa y estoy familiarizado con la cultura alemana. En los años 80 viví un tiempo en Alemania e hice allí unas prácticas.”
Producimos entre 63 y 70 millones de plantones al año. Además de tomates, berenjenas y pepinos, cultivamos unos doce millones de sandías.
Variedades de alto rendimiento, resistentes y crujientes
En la granja de Sahin, los candidatos a los ensayos de KWS están en buena compañía: de enero a junio, el 60% de sus invernaderos están reservados para sandías. “La sandía es el cultivo con el mayor índice de injertos”, explica: alrededor del 95% de las sandías del mercado son injertadas. Para sus sandías, combina las características positivas de dos plantas, utilizando una planta con un sistema radicular fuerte y una gran resistencia a las enfermedades como portainjerto para un scion de primera calidad que producirá el fruto.
Él describe este paso como la parte más importante de su proceso de producción, y explica que plantar el portainjerto y el scion en el momento adecuado, junto con la planificación y la correcta técnica de injerto, son los elementos clave. En cuanto al material de origen suministrado por KWS, señala que “necesitamos utilizar semillas de alta calidad y de germinación homogénea. Se requiere un cierto grado de tolerancia en términos de resistencia a las enfermedades, por ejemplo al Fusarium o a los nematodos. Si la semilla tiene estas características, podemos producir sin problemas.” Otros parámetros agrícolas importantes que los mejoradores de KWS deben tener en cuenta al desarrollar nuevas variedades son: alto rendimiento, maduración temprana y mayor tolerancia a la sequía.
Con el establecimiento de nuestra nueva ubicación, hemos dado el primer gran paso en el mejoramiento de vegetales en Turquía y en todo el mundo. Estoy deseando poder ofrecer una cartera competitiva en Turquía dentro de pocos años.
Por otra parte, la producción de sandías también depende de los requisitos específicos de los consumidores: Esperan una fruta crujiente con alto contenido de azúcar, pulpa de color rosado rojizo y semillas más bien oscuras. “Los consumidores suelen asociar las semillas de color claro o la cáscara con rayas demasiado claras con la inmadurez”, añade Doğan, Jefe de Mejoramiento de Vegetales. Actualmente, las procesadoras también tienden a rebanar las sandías y cortarlas en trozos más pequeños. Esto repercute en requisitos como la vida útil, la textura crujiente y el sabor. “La forma también es un factor importante para el transporte. Los melones ovalados más largos tienen la ventaja de que su peso se distribuye sobre una superficie mayor, lo que los hace menos susceptibles a la presión. Por supuesto, lo mejor serían los melones en forma de caja, para aprovechar bien el espacio”, coinciden Sahin y Doğan con un brillo en los ojos.
“Con el establecimiento de nuestra nueva ubicación, hemos dado el primer gran paso en el mejoramiento de vegetales en Turquía y en todo el mundo. Estoy deseando poder ofrecer una cartera competitiva en Turquía dentro de pocos años”, afirma Doğan. Sahin, viverista, también confía en que la asociación sea provechosa para todas las partes: “Deseo a KWS mucho éxito en el negocio de los vegetales y espero que nuestra relación de trabajo continúe”.
Breve nota sobre la sandía
De amarga a dulce - en 5.000 años.
Mark Twain la llamó en una ocasión la “fruta de los ángeles”. Pero los ángeles habrían puesto una mala cara si hubieran probado el “melón original”. Los arqueólogos han encontrado por primera vez restos de semillas de sandía en un asentamiento de 5.000 años de antigüedad en Libia. La variedad silvestre tenía sólo 50 milímetros de diámetro, no pesaba más de 80 gramos, podía abrirse solamente con un martillo y su pulpa verde era extremadamente amarga. Fueron necesarias muchas generaciones de selección y fitomejoramiento para convertirla en el dulce bocadillo veraniego de pulpa roja que conocemos hoy. Mientras que la sandía silvestre sólo contenía un 1,9% de azúcar, la sandía moderna es
Y mucho más grande y pesada. La sandía, al igual que el pepino y otros melones, pertenece a la familia de las cucurbitáceas, por lo que botánicamente se clasifica como un vegetal.